El Órgano de la Iglesia de La Merced de Sucre, una obra olvidada de Fray Pedro Matos*


por Enrique Alejandro Godoy


Inscripción hallada en la tapa de la secreta del
órgano de la Iglesia de La Merced.

Hace algunos años, en un artículo titulado “Un órgano Schnitger en Bolivia?” nos animamos a atribuir -aunque de forma dubitativa- a Fray Pedro Matos el órgano que hoy se conserva en la iglesia de La Merced de la ciudad de Sucre.

Luego de haber realizado -recientemente- una nueva visita al instrumento en cuestión, aquellas dudas fueron despejadas por completo.

Por empezar, es sabido que este fraile mercedario estuvo activo en la ciudad de La Plata (hoy Sucre) hacia fines del siglo XVIII. En 1792 terminó el órgano que aún hoy se conserva -aunque muy desfigurado- en el Convento de Santa Clara de la misma ciudad.

Dicho instrumento comparte con el de La Merced la idéntica variedad de sus juegos (ver disposiciones) y algunos detalles técnicos de los que nos ocuparemos más adelante.

Resulta inevitable, entonces, realizar una comparación entre la obra ahora atribuida a Matos y su única obra comprobada.

El órgano que hoy se encuentra en el coro alto de la iglesia de La Merced, perteneció originalmente a la vecina iglesia de San Felipe Neri (cuya construcción se remonta al año de 1795) y allí se conservó -en estado de funcionamiento- hasta que en los años 70 del pasado siglo XX se decidió su traslado por razones que desconocemos.

Estimamos, por lo tanto, que el órgano que Matos obró para dicha iglesia data del período 1795-1800.

Desafortunadamente, el traslado fue hecho por personas evidentemente muy poco idóneas. En el interior de la caja encontramos una inscripción: “Renovación / JPC (o JPL) / MXMDXXVI”. Este “JPC” se ocupó de repintar la caja de color rojo (a excepción de los detalles dorados a la hoja), adaptar un teclado de 49 notas con octava baja completa (!) proveniente de un armonio o piano, reemplazar los caños metálicos que alimentaban a los caños de fachada y a los de las Cornetas por tubos plásticos similares a los que se utilizan actualmente para la conducción de agua (!), la supresión del sistema de fuellería manual original y el añadido de un soplador eléctrico, etc.

Además de haber construido los órganos para las iglesias de Santa Clara y San Felipe Neri, sabemos que Matos trabajó en el aderezo de otros instrumentos. Por ejemplo, reformó el pequeño instrumento que hasta hoy se conserva en la Capilla de la Virgen de Guadalupe, anexa a la Catedral de Sucre. Este órgano sería el más antiguo que se conserva en América latina, construido para la Iglesia Matriz de La Plata por Sebastián de León en 1564.

También aderezó -en 1792- el órgano del coro bajo del Monasterio de Santa Clara, instrumento de tono de siete palmos y seis mixturas partidas, construido por Pedro de las Casas en 1664.

Vista del órgano de la Iglesia de La Merced.

Si bien se conservaron hasta nuestros días, los dos órganos de Pedro Matos tuvieron mala suerte en varios aspectos. Ambos fueron removidos de sus emplazamientos originales; el de Santa Clara, originalmente ubicado en la clausura del coro alto del Convento, fue trasladado al coro bajo a comienzos de los años 70 del siglo pasado:

18 de marzo de 1971 … Museo = Por desarmar y armar el órgano se canceló al Dr. Peñaranda s/r … $ 1.000. (Libro de Ingresos y Egresos del Monasterio de Santa Clara, de Agosto de 1969 a Junio de 1972).

Luego, en 1997, se tomó la desacertada decisión de trasladar el instrumento al recinto mismo de la iglesia (!).
 
Además, ambos órganos sufrieron la alteración de sus sistemas de fuellería original. En Santa Clara, el equipo de “especialistas” franceses optó por deshacer sin miramientos el conjunto compuesto por un fuelle-depósito y dos bombas de alimentación con su palanca alternadora, por considerar que dicho sistema no era original. Cabe recordar aquí que en todo momento los “restauradores” supusieron que el instrumento era obra de Pedro de las Casas (1664), cuando en realidad se comprobó poco después que fue Fray Pedro Matos quien lo construyó en 1792 (y no era necesario buscar muy lejos: los documentos que contienen la relación y las cuentas de la fabricación del órgano fueron encontrados por quien suscribe estas líneas a fines de diciembre de 1997 en los archivos mismos del Convento de Santa Clara).

“Quaderno del Gasto Mensual (…) año de 1792” en el cual se hallaron las cuentas
referentes a la construcción del órgano del Convento de Santa Clara.

El órgano de La Merced sufrió -también- el despojo de su fuellería manual. Al parecer se trataba de dos o tres grandes fuelles de cuña accionados, cada uno, mediante su correspondiente baqueta, a la usanza tradicional.

A ambos instrumentos les fue añadido un moto-ventilador eléctrico.

Respecto a la extensión del teclado, esta es compartida por los dos órganos: 45 notas, de Do 1 a Do 5, con octava corta en el bajo; es decir que la primera octava carece de las notas Do#, Mib, Fa# y Sol#.


Fotografías del teclado del órgano de Santa Clara antes de su “restauración” (arriba)
y del teclado actual -no original- del órgano de La Merced (abajo).

El partido de los juegos en bajos y tiples es el tradicional: entre Do 3 y Do# 3.

He aquí las disposiciones de los dos instrumentos obrados por Matos:



Como se puede apreciar, a primera vista ambas disposiciones resultan similares, si obviamos el partido del juego de Quincenas de 3 palmos en el órgano de Santa Clara, registro que es entero en el instrumento de La Merced.

Respecto a los registros, la coincidencia no se limita solamente a una cuestión de nomenclatura, sino que la tubería de ambos órganos -sin ninguna duda- fue obrada por la misma persona.

El Enflautado de 12 palmos es -en ambos instrumentos- fijo (sin tirador), es decir que este suena todo el tiempo. Expuesto en el frente de la caja, en ambos órganos cuenta con sus dos primeros caños (Do 1 y Re 1) tapados, los cuales se ubican en el interior del instrumento, inmediatamente detrás de los de fachada. El caño central de fachada corresponde en ambos casos a la nota Mi 1.

El registro de Tapadas en tono de 6 palmos (el cual fue removido del órgano de Santa Clara por los técnicos franceses que se ocuparon de su “restauración” en 1997, por ser considerado por los mismos como “no original”) se revela como indispensable a la hora de acompañar tanto al canto como a los instrumentos.

En el órgano de La Merced este registro cuenta -en su mano derecha- con dos caños por nota, afinados al unísono. Estimamos que es ésta una “solución” adoptada por Matos luego de comprobar que en el instrumento de las clarisas, el tiple de dicho juego resultaba -tal vez- un tanto débil de entonación (léase: intensidad).

El Lleno, partido en bajos y tiples en ambos casos, cuenta con IV hileras de tubos. Vale aclarar aquí que en el instrumento de Santa Clara la composición del Lleno fue alterada por los “restauradores” franceses; hoy día este juego cuenta con III hileras en su mano izquierda.

El registro de Cornetas cuenta también con IV filas de tubos por tecla y se encuentra, en ambos casos, sobreelevado en su secretillo particular. En el órgano del Convento de Santa Clara, por estar los caños ubicados sobre la secreta en forma cromática, las Cornetas se alojan sobre un único secretillo; en el de La Merced, por tratarse de una secreta diatónica, cuentan las Cornetas con dos secretillos.

Este juego carece de su tradicional base de 12 palmos, la cual toma del Enflautado fijo; por lo demás, su composición es la siguiente: 6, 4 ½ , 3 y 2 ½ palmos.

Vista de una de las secretillas de Cornetas con sus tubos;
órgano de La Merced.

Al parecer, la tubería de ambos órganos sufrió -en algún momento- el corte y posterior alargue de sus remates, con el obvio fin de bajar el diapasón del instrumento. Esto bien pudo haber sido realizado por algún miembro de la familia Herbas en el siglo XIX.

Actualmente, el diapasón de estos órganos oscila alrededor de los 415 Hz. para la nota `La´; es decir, medio tono por debajo del diapasón actual.

En cuanto a los registros de pueblo, ambos instrumentos cuentan con sus correspondientes Tambores y Pajarillas. Estos juegos “auxiliares” contaban con una gran popularidad en tiempos de la colonia, ya que se los encuentra aún en instrumentos de tamaño muy reducido.

El Tambor está conformado, comúnmente, por tubos de grandes proporciones -más de dos metros de altura- que producen una frecuencia muy baja; al existir entre ellos una leve diferencia de frecuencia (por ejemplo Do/Do#), cuando éstos suenan juntos, se produce un efecto de redoble similar al de un tambor. Este juego era de gran utilidad en las funciones de tinieblas y en los oficios fúnebres.

En Santa Clara, los Tambores estaban compuestos por dos caños de madera. Este registro simplemente fue obviado en la “restauración” de 1997 y ni siquiera se intentó entonces su reposición.

En La Merced, los Tambores cuentan con tres caños de madera dispuestos para lograr un mejor efecto de redoble. Estos tubos se hallan en el interior de la caja y están forrados con hojas de papel (partituras musicales y páginas provenientes de algún libro impreso).

Caño mayor del registro de Tambores del órgano de La Merced;
se pueden observar las partituras con que ha sido forrado (podría tratarse
de una Sonata a trío en Sol Mayor, escrita en la segunda mitad del siglo XVIII).

Las Pajarillas, en cambio, eran muy utilizadas en el tiempo navideño, es decir en villancicos y piezas de carácter festivo.

Una “jaula” está compuesta por tres o cuatro pequeños tubitos metálicos que se sumergen -boca abajo- en un recipiente también metálico, el cual es llenado con agua hasta el nivel de las bocas de los tubos. Al recibir los cañitos el suministro de aire, éstos producen un sonido que, alterado por el burbujeo, se asemeja al gorjeo de los pájaros. 

Las dos jaulas que componen el juego de Pajarillas en ambos órganos, cuentan con sendos muñequitos que las sostienen: en Santa Clara son dos simpáticos monitos mientras que en La Merced se trata de dos niños sopladores.

Desgraciadamente, la falta de respeto del equipo de “expertos” franceses le llevó a despojar al órgano de La Merced de sus jaulas de Pajarillas originales. La incapacidad de construir dos jaulas para el instrumento de las clarisas llevó a los técnicos a cercenar las del órgano de La Merced en un intento por adaptarlas al órgano de Santa Clara … lo cual no dio resultado.

No satisfechos con este atropello, hicieron lo propio con la jaula de Pajarillas del instrumento conservado en la Capilla de la Virgen de Guadalupe (anexa a la Catedral de Sucre), siempre con el mismo magro resultado. Este último órgano mencionado sufrió, además, el despojo de su registro de fachada -el Enflautado de 6 palmos- para ser utilizado como reemplazo del juego de Tapadas extraído.

Por todo esto, las Pajarillas que hoy se ven en la fachada del órgano de Santa Clara no son las originales de ese instrumento, mientras que en La Merced las Pajarillas ya no existen; sólo quedaron los muñequitos soplando en el vacío …


Detalle de los monitos de Santa Clara sosteniendo las jaulas de Pajarillas de La Merced (izquierda)
y de los niños del órgano de La Merced (centro y derecha) ya despojados de sus jaulas.

En La Merced, este juego se accionaba mediante dos teclillas, una para cada jaula,  ubicadas sobre el teclado. En Santa Clara, una única teclilla accionaba ambas jaulas.

Podemos observar que Fray Pedro Matos desarrolló ciertas mejoras en el órgano de La Merced -supuestamente más tardío- respecto del de Santa Clara. Estas mejoras se complementan con el empleo de cribas de madera en vez de la -más tradicional- pandereta de cuero empleada en el órgano de las clarisas y la implementación de una reducción de molinetes para llevar el movimiento mecánico de las teclas hasta las válvulas, dentro de la secreta. En Santa Clara la acción directa es suspendida, esta cuenta con un varillaje en abanico.

Disposición de los tiradores y de las teclillas de los registros;
órgano de La Merced.

Una consideración especial merecen las cajas de estos instrumentos. El diseño del órgano de Santa Clara responde al típico esquema de construcción que se generalizó en toda la región andina durante la colonia: tres torres planas, la más alta al centro y dos de menor altura, una a cada lado de aquella.

El órgano de La Merced, en cambio, escapa a esta norma. Se trata de una fachada que recuerda las construidas en la región de Hamburgo por el gran maestro organero Arp Schnitger: una torre central -la de mayor altura- de forma semicircular, es flanqueada a ambos lados por ventanas planas de menor altura, las que dan paso a sendas torres triangulares que rematan la caja a los lados, siendo estas últimas de altura media.

Esquema de la planta de fachada del órgano de La Merced.

En el caso particular de este instrumento, las torres triangulares se hallan divididas en dos ventanas, inferior y superior. En esta última, se hallan alojados tubos de una muy poco común factura en la región: caños del tipo “Spitzflöte” (flauta de punta). Es este un registro que se encuentra comúnmente en órganos de escuela germánica.

Por esto nos animamos a conjeturar que Fray Pedro Matos no sólo conoció los instrumentos de Arp Schnitger, sino que -muy probablemente- recibió su formación como maestro hacedor de órganos en el Viejo Mundo. 

El órgano de Santa Clara tiene su caja ricamente adornada y pintada en color verde con molduras y demás detalles dorados a la hoja; esta fue obrada por el carpintero Agustín Villavicencio. Dos hermosos lienzos -realizados por el pintor chuquisaqueño Manuel Asencio Gumiel- representando por una parte al Rey David tañendo su arpa y por otro a Santa Cecilia sentada al órgano, cubren la fachada del instrumento en sendas puertas que, al abrirse, muestran una escena de motivos florales.

La caja del órgano de San Felipe Neri, en cambio, estaba pintada de blanco, mientras las molduras y otros detalles estaban dorados a la hoja (los remates son de muy inspirada factura). Al ser trasladado a la iglesia de La Merced fue repintado en color rojo, con la lamentable idea de que hiciera juego con el resto del mobiliario existente en su nuevo emplazamiento.

Al menos dos confesionarios fueron trasladados desde San Felipe Neri a La Merced junto con el órgano; también fueron repintados a rojo.

Por todo lo expuesto hasta aquí, podemos inferir que Fray Pedro Matos era un experto constructor de órganos que poseía experiencia previa a su llegada a La Plata y que conocía tanto el “viejo” como el “nuevo” estilo, ya que de ellos se valió, respectivamente, para plasmar el órgano del Monasterio de Santa Clara y el de la Iglesia de San Felipe Neri.

Deseamos que un futuro trabajo de investigación en los archivos de Sucre proporcione más luz sobre la vida y obra de este ilustre personaje que desarrolló su arte en las postrimerías del siglo XVIII en la ciudad de La Plata. También es de desear que a partir de ahora se eviten las agresiones al patrimonio artístico de Bolivia.





*artículo publicado por la "Revista Cultural" de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia; Año XII - Nº 51 / marzo - abril 2008 






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